Asturias es sidra y sidra son muchas manzanas. Comienza el otoño y hay manzanas hasta para regalar. No hay cuerpo que resista comer tantas manzanas. Me regalaron muchas y tenía días viendo languidecer las manzanas en la mesa de mi cocina día tras día. No son cualquier manzana de automercado de esas cultivadas para que parezcan perfectas, son de la huerta de Corias. Pensé que sería una lástima perder todo el esfuerzo de la naturaleza en crearlas. Si, soy así de sentimental, así que antes de convertirlas probablemente en pastel de manzana, anoche hice lo mejor y lo que mas me gusta hacer, fotografiar. Digamos que las manzanas merecían un destino mas elevado y yo merecía saciar mi hambre de foto.
Este bodegón es un ejercicio como el que suelo hacer para estar siempre en condiciones. La práctica constante me permite estar al día con el proceso creativo tanto técnico y estético además de hacerme sentir el placer de darle libertad a mi imaginación sin importar las consecuencias.
Estoy estrenando un equipo de estudio portátil que me va a permitir reducir considerablemente el peso cuando quiera llevar mi estudio a exteriores. La sensación es de haber cambiado el peso de un elefante por el de un gato! Por lo pronto, los resultados son muy satisfactorios en términos de calidad de iluminación y mi espalda lo está agradeciendo enormemente. El equipo se compone de 2 speedlite Godox V860II-C y TT600, 1 tripode manfrotto 5001B, un softbox/paragua wallimex pro de 91" (lo máximo!!), un soporte bowens S-type, un disparador Godox XPro que permite manejar los valores de los speedlite a distancia y una pantalla plegable Phot-R de 1,45 x 2,00mt que funciona tanto de reflector 5 en 1 como de fondo fotográfico. Trabajo con una cámara Canon Mark II con un lente Canon 24 -70mm f2.8. Voy cómoda. Montar y desmontar no toma mas de 5 minutos.
Para ejercitar no se piensa mucho, hay que trabajar con lo que se tiene a la mano.Trabajé en la cocina. Tenía las manzanas, me debatí entre fondo oscuro o claro y para variar decidí oscuro así que me fui al armario para poner en la mesa un poncho azul oscuro que sabía que iba a fotografiar negro. Acabo de comprar un tul vino tinto y pensé que seria interesante envolver las manzanas en el. Las amontoné una sobre otra y partí una de ellas en dos. Decidí que trabajaría con una sola luz y la fui rotando, primero cenital y luego me quedé con la idea de trabajarla a contra luz a 45 grados. Busqué los valores apropiados para lograr una correcta exposición. Trabajo en Raw, lo que me permite plasticidad en post producción.
Comencé a disparar buscando ángulo y recomponiendo tanto las manzanas como el tul hasta que logré un arrelo con el que me quedé por un buen rato. Sentí que necesitaba un reflector de relleno y coloqué una pantalla por su lado dorado. Estoy en mi onda cuadro antiguo (fine art), no quería una imagen muy definida así que incrementé la sensibilidad de la cámara a 800 y bajé la velocidad de obturación para lograr un sutil efecto de barrido. Preferí elegir un f9,0 para no jugar con la profundidad de campo. Listo la tenía!
Tiempo de Photoshop, una copa de vino y buena música, para ser exacta Jordi Savall, soy fan de la música antigua. En el ordenador comienza la magia. Detallar el proceso resultaría tedioso porque como quien pinta un cuadro se avanza, se retrocede y es el alma quien dicta qué hacer. A no ser que se tome nota o se grabe el proceso, es difícil recordar que hice. Niveles, curvas, mapas de degradado, capas de luminosidad, filtros de ruido y mi siempre ingrediente secreto: pintar con curvas de luz y sombra de manera manual para acentuar los detalles que me interesan.
En menos de dos horas desde que se me antojó hacer el bodegón, consideré lista la foto. Me acosté con el alma liviana. Normalmente "engaveto"mis fotos un par de días para ver si lo que hice me sigue gustando y así fue. Me doy por satisfecha. Ya me inventaré otra para saciar mi amor por la imagen.
PD: las manzanas estaban divinas!! Son feas según los estandares de la alimentación tecnificada, pero es que la vida bonita es irregular, solo con saber que fueron cultivadas con tanto amor y sin tanto pesticida me hace sentir que no hay nada mas hermoso que una manzana de campo, de la huerta de Corias.